jueves, 24 de julio de 2008

LOS MUERTOS HABLAN A TRAVÉS DE LOS VIVOS


LOS MUERTOS HABLAN A TRAVÉS DE LOS VIVOS

Quiero revelarles este importante secreto del mundo espiritual. Los muertos, es decir, esos espíritus que nos acompañan a lo largo de nuestra vida, pueden manifestarse a través del cuerpo de los vivos, poniendo en nosotros expresiones e ideas.

Dicen los maestros de sabiduría, que cuando un descubrimiento está listo para ser puesto en manos de los humanos, ellos escogen a la persona indicada para dar con él y lo guían para que lo consiga.

Del mismo modo llega a la mente de los creadores muchas de sus ideas creativas. Los poetas, los escritores, los músicos, los pintores, reciben muchas de sus ideas novedosas, de esos seres que los asisten y acompañan durante el proceso creativo. Tal vez por esto las inspiraciones llegan muchas veces cuando más despreocupada está la persona receptora. A veces el creador tiene la mente en blanco. Se encuentra descansando de sus tareas diarias, y es justamente en medio de ese vacío mental, cuando los seres espirituales se le acercan para dejarle caer alguna idea brillante.

Pero todo esto es aún más complejo. Hay un momento en que los muertos hablan, por nuestra boca sin que nosotros seamos conscientes de eso. A veces vemos que decimos cosas que no queremos decir. Son esas cosas que se dicen sin pensar, y a veces esas palabras pueden cambiar para siempre el curso de nuestras vidas.

Hay parejas que se rompen para siempre por una frase dicha así, sin pensar. A veces uno le dice al otro precisamente esa frase que la otra persona no está dispuesta a tolerar. Así actúan las fuerzas espirituales cuando entienden que deben romper una relación.

A veces esas voces pueden ayudarnos también. Ya conté hace un tiempo, cuando un espíritu habló por mi boca para darle detalles a un amigo sobre un libro que él no me quería prestar por creer que yo no estaba preparado para leer.

También en otra oportunidad, esas voces que salieron sin consciencia de mi boca, me salvaron de meterme en un buen lío. Ahora les cuento cómo ocurrió todo, y ya con esta historia me despido por hoy.


Un buen día llegó a mi casa un amigo para invirarme a hacer un viaje de un par de días, ir y volver, a la provincia de Cienfuegos, pues tenía que recoger unos documentos en una de las escuelas donde él había estudiado. Dijo que no quería ir solo. Al final me convenció y me fui con él. Dijo que dormiríamos ese día en casa de una tía suya en aquella ciudad.

Llegamos a casa de su tía y allí nada parecía anormal. Lo anormal fue que ellos no querían que nos marcháramos, y para colmo, una noche la tía de mi amigo se me acercó y me dijo que se había muerto un pariente de ellos en una ciudad cercana y que querían ir todos al entierro. Dijo que se irían todos, incluyendo mi amigo, para allá y que me dejarían a mí con su hija, una chica como de mi edad, es decir, unos 19 años.

Aquella buena mujer me dijo que ellos regresarían por la noche, así que estaría solo todo el día con su hija. Sus palabras me sorprendieron, pero yo siempre he sido muy corto de mente, y no me enteré de lo que estaba pasando.

Al día siguiente, la hija de la tía de mi amigo, entró a mi habitación vestida con unas ropas minúsculas, y con una risa nerviosa en el cuerpo que me sorprendió. Noté que algo extraño le pasaba, pero no fui capaz de entender qué era.

Ahora que tengo más edad, entiendo perfectamente que aquella chica estaba excitada y deseaba tener relaciones sexuales conmigo. Durante buena parte de la mañana me estuvo provocando hasta que de pronto unas palabras salieron de mi boca, y ella se quedó como fulminada. Le dije.

TÚ ESTÁS EMBARAZADA.

La cara de sorpresa de aquella chica fue terrible, y la mía, pues por un estilo. No entendía por qué le había dicho eso, y no entendía por qué ella se había quedado así. Luego durante todo el día, el comportamiento de ella fue normal hacía mí.

Por la noche, cuando la casa volvió a poblarse, escuché a lo lejos una conversación entre la madre y la hija en la que la primera preguntaba si había ocurrido algo, y ella dijo que no, que yo lo sabía todo.

Para poderme marchar de aquella casa, tuve que sacar yo mismo los boletos de regreso, porque ellos no querían que nos marcháramos. Le puse a mi amigo un boleto en la mano y le dije:

Aquí tienes. Yo me voy a las 2 de la tarde. Si quieres, vienes conmigo, y si no, pues te quedas aquí solo.

Mi amigo se marchó conmigo y nosotros dejamos allí a todo el mundo pidiéndonos que regresáramos. Dijimos que sí, que regresaríamos. Dentro del autobús mi amigo me confirmó que su prima estaba embarazada y que querían obligarme a mí a asumir la paternidad.

No sé quién habló por mi boca, pero alguien habló y me salvó de aquella encerrona.

TADEO

miércoles, 16 de julio de 2008

LA EXPERIENCIA DE MORIR

LA EXPERIENCIA DE MORIR
Cuando era un adolescente, visitaba a menudo a un anciano que vivía solo muy cerca de mi casa. Mi padre se ocupaba de acompañarlo un poco en sus ratos libres, pero desde que me aficioné a visitarlo, él llegó a decirle abiertamente a mi padre, que prefería mi compañía.

Siempre tuve el don de conseguir que las personas ante mí, les diera por hablar y abrir su alma. Parece que mis palabras, muy copiosas por demás, pues soy muy conversador, tiran de la lengua a los demás como el buen vino.
Este anciano, que se llamaba Santiago, me hablaba de la muerte como lo más sublime que le quedaba por vivir. No creo que se quisiera morir, pero esperaba a la muerte con una serenidad asombrosa.

Hablo de él porque quisiera reflexionar aquí sobre el fenómeno de la muerte, que es muy interesante y curioso.

Cuando muere un ser querido, el dolor de la pérdida nos deja ciegos y no tenemos cabeza para pensar en nada. Sin embargo, es muy probable que con el tiempo, aprendamos a recibir la muerte de una manera más natural.

Todos los que hemos nacido, moriremos algún día, e incluso, podemos decir que la vida de los seres humanos es muy, pero que muy frágil, como para que vivamos obviando este suceso como si no fuera a ocurrirnos nunca, cuando la verdad es que es algo que nos ronda constantemente.
¿Qué es morir? Está claro que para esas personas que piensan que no hay más vida después de la muerte, morir debe ser algo terrible. Sin embargo, para una persona como yo, que está convencida de que la muerte no es otra cosa que un cambio de estado, la muerte no es algo tan terrible.

Desde mi concepción del mundo, una persona que muere, pierde uno de sus 7 cuerpos. Los maestros espirituales dicen que todo ser humano tiene 3 cuerpos materiales, que son a saber: el cuerpo físico, el cuerpo astral o emocional, y el cuerpo mental. Luego tiene otros 3 cuerpos espirituales que son a saber: el cuerpo búdico, el cuerpo átmico, y el cuerpo monádico. Luego, existe otro cuerpo que no es otro que el cuerpo de la divinidad, el cuerpo de Dios, o ese estado en que uno deja de ser, deja de existir como algo diferenciado del Todo, del Absoluto, para convertirse en el Absoluto, en el Todo, en Dios mismo.

Pensemos entonces en la muerte de este modo. Una persona muerte y pierde su cuerpo físico. ¿En qué se convierte? ¿En la nada? ¿Todo termina cuando te meten bajo tierra?

Muchos piensan que sí, pero desde luego, no es lo que yo pienso. Tal vez sería interesante que pensáramos que tras la muerte del cuerpo físico, dejamos de existir en este plano, pero seguimos existiendo en el plano astral o emocional, seguimos viviendo en el plano mental y en el resto de los planos espirituales. Si lo viéramos de ese modo, entonces la muerte no nos parecería algo tan tremendo.
Luego, si lo vemos como lo ven las religiones orientales, que piensan en la vida física casi como una prisión de la que cuesta horrores salir, entonces se viviría la muerte como algo menos doloroso.
Las religiones orientales dicen que las personas al morir, pasan al plano astral, que es sin dudas un plano más evolucionado que el plano físico, un plano más parecido al Cielo, al universo divino. Por tanto, nacer en el plano físico es casi como un castigo, un castigo que nos lo merecemos por los desequilibrios que hemos causado en la tierra durante nuestro paso por el planeta.
Sin embargo, después de sucesivas venidas al calvario de la vida en la tierra, llega un momento en que alcanzamos un grado de purificación tal, que nos merecemos por fin, quedarnos a vivir en el plano astral, es decir, no nos vuelven a "castigar" con un cuerpo físico, es decir, no tenemos que nacer más.

Ya lo decía José Martí, ese gran sabio y poeta cubano, en su famoso poema Canto de Otoño: “¿Quién que vino a la tierra, vivir de nuevo quiere? También me dijo mi abuela difunta una vez: “Estar muerto, es mejor que estar vivo, pero la vida es un trámite por el que hay que pasar".

Los maestros orientales tienen una imagen muy ilustrativa y que a mí me gusta mucho para explicar la existencia en los diferentes planos. Ellos dicen que un ser encarnado en la tierra, es decir, un ser como nosotros, mira la Verdad que es Dios, con 49 velos encima de sus ojos. Es decir, nuestros ojos están casi totalmente imposibilitados para ver la luz de Dios, para entender qué es. Una persona difunta es una persona que se ha quitado de los ojos 7 de esos 49 velos. Es decir, una persona que lleva sobre sus ojos 42 velos.

Esto ténganlo en cuenta para cuando conversen con espíritus, o para cuando ustedes mismos se encuentren dormidos en el plano astral. Lo que ven desde los sueños, curiosamente, es más parecido a la realidad de Dios, que esto que llamamos realidad aquí en el plano físico. Y sepan que los muertos, es decir, los espíritus desencarnados, no son sabelotodos. Ellos saben más cosas que nosotros, pero incluso, pueden haber personas encarnadas, que sepan más de las grandes verdades del mundo oculto, que muchas personas ya difuntas.

Esos seres desencarnados, que han vivido en el plano astral o emocional, y allí han continuado su evolución como seres, pasan al plano mental después de desprenderse de sus vehículos astrales, y desde allí miran a Dios con 35 velos.
Dicen que los grandes seres como Jesús de Nazaret, o Gautama el Buda, pertenecen hoy al plano búdico, es decir, son seres que miran a Dios con 28 velos. Está claro que nosotros, pobres seres que vemos a Dios con 49 velos delante de los ojos, veamos la luz y la sabiduría de Jesús o de Buda, como algo tan increíble, que no hemos tenido ningún reparo en llamarlos dioses. Pero el estudiante del mundo oculto no debe perder la perspectiva real. Un estudiante del mundo oculto debe saber que incluso estos grandes seres, no han conocido aún a Dios en su totalidad.
Cuando una persona está a punto de morir, se produce en ella un fenómeno espiritual muy curioso e interesante. Hay un momento en que la persona se desprende de la conciencia que siempre le ha acompañado a lo largo de su existencia física y viene a ella la lucidez espíritual. Llega un momento en que la persona empieza a hablar y a decir cosas raras para los familiares que lo escuchan.
Muchas veces la gente piensa que es que han perdido la cabeza, pero no es así. Ellos simplemente despiertan al mundo del espíritu. Descubren quiénes han sido en su vidas anteriores, descubren quiénes fueron esas personas que lo rodean, en sus vidas anteriores, y por tanto, desde su conciencia recuperada hablan de un modo desconcertante para todos. Pero debemos escuchar con mucha atención lo que esos moribundos dicen en el momento en que despiden de los suyos, porque nos dejan mucha información interesante de ellos y también de nosotros, información que nos puede ayudar mucho en nuestras vidas futuras. Muchas veces en su palabras, podemos descifrar también nosotros el drama de nuestras vidas.
TADEO

martes, 1 de julio de 2008

EXORCISMOS

EXORCISMOS

Quiero dedicar unas palabras al interesante tema del exorcismo y de las manifestaciones del Demonio entre los hombres. No es que me haya dedicado a estudiar este tema a fondo, pero sí tengo algunas ideas que exponer acerca de este particular.

Mi interés respecto a este tema, viene de que como he vivido en dos países distintos, en dos culturas distintas, he vivido el asunto de los exorcistas, los exorcismos y las posesiones demoníacas, de manera muy diferente.

Al llegar a España me encontré que aquí se hablaba de los exorcistas y las demonios encarnados en el cuerpo de los humanos, de dos maneras diferentes: unos hablaban al respecto como un tema estrella dentro de las historias de miedo, otros, como algo en lo que creen, pero de lo que no se habla apenas, por temor a atraer a lo demoníaco.
Tanto la novela de terror, como el cine de ese género, han tenido a las historias de posesiones y de las presencias del “maligno” como una constante. Son varios los filmes que han tratado este tema con un gran éxito de taquilla, y hasta se sabe que actores y productores que se embarcaron en la aventura de tratar estos temas en la gran pantalla, murieron de manera misteriosa y trágica. De esto podríamos hablar largo y tendido en otra oportunidad.
Luego, existen ciertas ciudades y pueblos españoles con una fuerte tradición de posesiones y de exorcismos. Hay incluso, ciertos sacerdotes católicos que se han especializado en este tipo de rituales en los que armados de La Biblia, los rosarios y el agua bendita, pretenden, en nombre de Dios Todopoderoso, hacer salir del cuerpo de una persona la encarnación del diablo.

Quizás el más conocido es el padre José Antonio Fortea, quien es uno de los pocos religiosos católicos españoles con licencia vaticana para ejercer este tipo de acto ritual. A cada rato se le ve aparecer en televisión o en entrevistas en los más disímiles medios de comunicación. Allí él explica sus experiencias y trata de convencer a propios y a extraños de que él no es un charlatán.
Hasta aquí todo muy bien. El asunto está en que en Cuba estos temas nunca se han vivido de este modo.

No voy a negar que en la isla había visto las películas sobre personas endemoniadas y exorcismos, pero siempre lo viví allí como algo propio del cine, de lo novelesco. Jamás vi que nadie allí, ante un caso de este tipo, fuera con un padre de la iglesia católica para pedirle que atendiera a un “endemoniado”.

Lo curioso es que en Cuba ver convulsionando a una persona, es mucho más natural que en España. Lo que pasa es que cuando en la isla a alguien le sucede algo de esto, nadie piensa que se trata del demonio. Lo más lógico es que se piense que se trata de un espíritu, ya sea su espíritu guía, es decir, su guía espiritual, o por el contrario, un espíritu “oscuro” que se ha apoderado de él, o que se le ha pegado porque se lo han enviado para hacerle daño, o simplemente porque es una persona “recogedora”, es decir, nacida con el don de atraer hacia el interior de su cuerpo a los espíritus.

En Cuba, ante un caso de este tipo, siempre trabajan con la persona afectada, un espiritista, un santero, un palero, pero nunca, un sacerdote de la iglesia católica.

Yo mismo he estado en sesiones espiritistas y cuando un espíritu maligno, o como le decimos allí, un “espíritu oscuro”, una “enviación”, se manifiesta poseyendo a alguno de los presentes, los sacerdotes de las religiones afrocubanas allí presentes, mandan a agarrar a la persona. Casi siempre lo sujetan entre varias personas, porque son seres que muestran una fuerza inusitada. El sacerdote en cuestión, ya sea un “tata” (sacerdote palero) o un babalocha o un babalao (sacerdotes santeros) le abren los ojos al ser poseído, con una técnica que ellos conocen. Luego con el crucifijo en la mano, se le acerca a los ojos y se le dice algo así:
“Aquí tienes a Jesucristo. Por encima de este poder tú no puedes pasar. Dinos quién eres y a qué vienes, o en su defecto, quién te envió. Si te ha enviado un brujo para que hagas daño a alguna de las personas presentes, di a quién tenías la misión de hacerle el mal”.

En este punto el espíritu que ha poseído a la persona, debe dar las explicaciones que se le han pedido. Algunos se resisten a hablar, eso es cierto, pero en ningún caso se le ocurre a ninguno de ellos decir las cosas que le dicen a las personas o a los sacerdotes católicos aquí en España, Estados Unidos o Europa, me refiero a decir que son Satanás o cosas por el estilo.

Cuando veo en la televisión vídeos donde esos espíritus que han poseído a un cuerpo, se ponen a sugerir que son el demonio, me enfermo de la rabia, y me compadezco de la persona poseída, porque tienen delante a unos personajes que no conocen de verdad sobre el fenómeno que están presenciando, y no tienen el poder suficiente como para enfrentar a estos espíritus malvados.

En Cuba, los sacerdotes de la santería y la palería, sobre todo los paleros, tienen un poder análogo al poder que manifiestan estos seres. Es cierto que es un poder que no viene de Dios, sino que viene de fuerzas oscuras, pero esos sacerdotes pueden usar esos poderes en estos casos para librar a estos seres endemoniados de su padecimiento, y lo hacen en 5 minutos. Nada que ver con estos sacerdotes que a veces se pasan días luchando de manera torpe contra esos espíritus obcecados que poseen a ciertas personas.
Esos espíritus malignos, se hacen pasar por Satanás y se burlan de los sacerdotes que pretenden combatirlos sólo con agua bendita y con el crucifijo.

Los brujos cubanos ante un caso de este tipo, le preguntan a los espíritus, quiénes son, y qué están haciendo allí. Puede que se trate de un espíritu bueno, que está mal y viene simplemente buscando la ayuda de los mortales. En tal caso se le da luz, se le rezan oraciones, se les canta, si tienen sed, se les da de beber o de fumar y se les orienta cómo deben aceptar el paso al mundo de los muertos.

Si es un espíritu familiar de alguno de los que está allí, se le encarga al familiar vivo que tome la responsabilidad de ayudar en la evolución espiritual de ese ser querido en malas condiciones en el plano espiritual.
A veces son espíritus que no son familiares de nadie y dicen que desean quedarse con el brujo, y éste se lo lleva a su casa y lo pone a trabajar para él.

En el peor de los casos, puede que el espíritu que han enviado, esté tan obcecado, que no quiere otra cosa que cumplir la misión que se le confió. Muchas veces son espíritus a los que se les ha pagado para que maten a una persona viva.
En tales circunstancias, se hacen dos cosas:
1-Se le prende fuego al espíritu. Se hace un círculo de fuego alrededor de la silla donde está sentada la persona poseída. Luego se saca de allí al cuerpo del poseído, y una vez hecho esto, ya esta persona regresa a la normalidad, porque el espíritu no puede salir del círculo de fuego sin quemarse.
En ese caso, como existe el peligro de que el espíritu te siga persiguiendo, se le hace un rompimiento a la persona para alejar completamente todo lo malo que pueda tener encima la persona. Esto ya se hace en un cuarto de brujo frente a la prenda, o la nganga, que es quien se hace cargo de atajar al espíritu oscuro o la magia negra del tipo que sea.
2-También se puede embotellar al espíritu. Esto se hace metiendo una botella vacía en la boca de la persona poseída, y se le obliga a soplar, y cuando sopla, el espíritu pasa automáticamente a la botella. Luego se tapa bien tapada y se lanza la botella al mar. De hecho los espíritus temen mucho a que los embotellen, así que en cuanto los amenazas con embotellarlos, ellos mismos juran que se irán, o imploran para que no le hagan ese tipo de cosa.

Muchas veces, cuando he visto en sesiones espiritistas este tipo de casos, casi siempre son los propios espíritus protectores nuestros, los que dicen qué es lo que se debe hacer con el espíritu en cuestión, y muchas veces son nuestros espíritus protectores quienes dicen quién es el espíritu oscuro y a qué vino, aunque siempre se le interroga. Eso sí, como estos pueden mentir, siempre se pide a los muertos una confirmación de lo que está diciendo el espíritu intruso.

No es que dentro de las creencias afrocubanas no se crea en la existencia del Diablo. Ellos sí creen en él, pero lo conciben de otro modo, y al menos yo, jamás he escuchado que se le asocie a este tipo de posesiones corporales. Más bien es una energía que se invoca cuando se hacen trabajos fuertes de magia negra.
Ojalá algún día estas enseñanzas venidas de África, referidas al trato con personas poseídas, se propaguen por occidente. De este modo no se harán sufrir tanto inútilmente a estos endemoniamos, que aparte de sufrir la presencia de espíritus malignos dentro de ellos, tienen que sufrir también el desconocimiento de estos sacerdotes y de otros, que pretenden ayudar de muy buena fe, pero que en la práctica demuestran no estar verdaderamente preparados para enfrentarse a este complejo fenómeno espiritual.
TADEO