lunes, 27 de octubre de 2008

CASAS EMBRUJADAS


CASAS EMBRUJADAS

Hay ciertas casas, abandonadas o no, que tienen la extraña particularidad de provocarnos pavor. Cuando entramos en ellas sentimos como escalofríos, como malas vibraciones, y nos invaden una serie de presentimientos negativos que nos llevan a desear salir de allí lo más rápido posible.

Existen casas antiguas en las que uno se siente como observado, como si oscuras presencias nos vigilaran, midieran cada uno de nuestros pasos, nos perturbaran.

La mayoría de los mortales evitan estos sitios, y tal vez mi deber sea el de no hablar de estos temas a la ligera, pues es posible que algo de cierto haya en cada una de las premoniciones antes expresadas.

Cuando vivía en Cuba, supe de algunas casas abandonadas que nunca más encontraron comprador. Una de las más famosas de las que tuve conocimiento, se encontraba en las afueras de la ciudad de Cienfuegos. Su propietario era amigo de un amigo mío, llamado Alexander Castellanos.

Alexander era un amante de las ciencias exactas, sobre todo de la física. Sé por él mismo, que un verano, alquiló a su amigo la siniestra vivienda para pasarse allí sus vacaciones. Quería experimentar por él mismo, todo aquello que había escuchado decir durante años de lo que sucedía en aquella mansión.

Por mi parte, podría contarles muchas anécdotas de lo que he sentido y experimentado en muchas de las casas que he visitado, pues por lo general, me sucede que los muertos u otros seres de existencia no humana, gustan de manifestarse ante mí, conociendo de mi experiencia y de la naturalidad con que asimilo estas visiones.

Desde niño escuchaba a mis abuelos y tíos hablar sobre una extraña luz que de vez en cuando se paseaba por mi casa ante la mirada atónita de todos. Era como una extraña bola de fuego. Dicen que ciertos espíritus muy elevados, dejan de identificarse con la forma de los cuerpos físicos y prefieren manifestarse como luz.

He elegido, para finalizar, una de las muchas anécdotas que podría contarles al respecto, tal vez por ser la más terrorífica. No mencionaré nombres, a no ser que los implicados, pasen por aquí y me pidan que los mencione.

Estaba yo en la biblioteca de la facultad de filosofía e historia de la Universidad de la Habana, cuando una amiga me presentó a un amigo suyo. No sé cómo salió el tema de los espíritus y este chico me contó que su padre y su madrastra habían muerto, al parecer, por la acción de un espíritu que un hechicero envió para su casa.

Me contó también que él estaba durmiendo con un cuchillo bajo la almohada, pues hacía meses que una extraña voz le decía que se lo clavara y pusiera fin a su vida.

Al verlo tan desesperado, corrí con él para la casa de una bruja amiga mía que vive en la Habana Vieja. Allí lo estuvieron mirando, pero no pudieron decirme qué tenía. Sólo me dijeron que tenía algo malo, pero no tenían armas para enfrentarlo.

Nos fuimos de allí bastante preocupados. Se me ocurrió entonces, llevarlo ante un afamado palero (mago negro) de la Habana del Este. Allí llegamos como al atardecer, y mi amigo el brujo se fue a su cuarto de brujería con mi acompañante. Yo me quedé fuera esperando.

Como a la media hora regresaron ambos. Mi amigo el brujo traía cara seria, y me dijo:
-Tadeo, el asunto es muy delicado. Por desgracia mis santos me han mandado a descansar por un tiempo de mis labores como brujo, de lo contrario, tu amigo se quedaría aquí en mi casa hasta que yo consiguiera que sus pies volvieran a posarse sobre la tierra firme.
-Qué significa eso, le pregunté yo.
-Significa que ahora mismo tu amigo y su hermano, son aves de paso en este mundo. Pueden morir en cualquier momento, porque lo que tienen encima, está pidiendo sangre y desea llevárselos al cementerio. Incluso, tú que andas con él, corres peligro de morir, porque eso que tiene tu amigo, puede querer matarte a ti también por estarlo ayudando.

Sus palabras me estremecieron. Salimos de aquel lugar y mirando fijamente a mi amigo le dije:
-¿Te has fijado bien cómo hemos llegado a este lugar? A partir de ahora vendrás solo. Ocúpate de buscar todo lo que el brujo te ha pedido y resuelve tu problema cuanto antes. Te deseo toda la suerte del mundo. Creo que ya he hecho por ti todo lo que podía hacer. Nos despedimos y me marché, pidiendo a Dios lo mejor para mi amigo, pero dispuesto a alejarme de la influencia maléfica que él tenía encima.

Un par de meses después, volví a encontrármelo y me contó que ya todo estaba resuelto. Eso sí, dijo que se había tenido que marchar de aquella casa embrujada donde murieron su padre y su madrastra, y donde él mismo vio su vida en peligro.

El tiempo pasó, terminé mi carrera universitaria, me marché de La Habana, y un buen día regresé a la capital en el marco del festival de cine con la decisión de disfrutar de esa gran fiesta del séptimo arte.

Nada, las cosas de la vida. No tenía dónde quedarme a dormir y andaba esperando que ocurriera el milagro de que apareciera un sitio donde pasar aquella noche y las restantes. De repente me encuentro con el amigo de la casa embrujada, y dije: “Esta es la mía”.

-Dime algo, ¿qué ha sido de tu casa embrujada?
-Nada, sigue cerrada. La quiero vender, pero nadie quiere comprármela.
-¿Te importaría dejarme que duerma allí estos días que dure el festival de cine?
-¿Aún sabiendo lo que hay allí, te atreverías a meterte en ella?
-Amigo, cualquier cosa es mejor que dormir en la calle.

Me dio la llave y la dirección y me dirigí a la casa embrujada.

No voy a decirles que no sentía miedo. La verdad es que iba un poco asustado, o un bastante.

La puerta chirrió al abrirla. Estaba sucia y llena de telarañas. Olía a rancio, y nos costó trabajo encontrar el encendedor de la luz. Aquel lugar metía miedo. Entré en una de las habitaciones, y aquello parecía un cementerio.
Dije: -que va, yo no duermo aquí.
Cogí el colchón de la cama y lo puse en el suelo del salón. Puse encima de él las sábanas, y me preparé para dormir.
Luego llené un vaso de agua y con mi rosario en la mano y mis collares de brujo hice mis rezos, primero los cristianos y luego los rezos brujos. Llamé a todos mis espíritus protectores y les comuniqué que yo iba a pasar allí 5 noches, que se encargaran de protegerme.

No me pasó nada, pero tengo que reconocer que sólo el cansancio de las maratónicas jornadas de cine me hacían dormir. Desde las butacas de aquel salón me observaba el espíritu del padre de mi amigo, y también vi a esa extraña y maléfica influencia rondando aquel lugar, pero como ya les dije, estaba necesitado de cobijo, y no iba a renunciar a aquella casa, por el simple hecho de que estuviera repleta de espíritus y de seres maléficos.
TADEO

jueves, 23 de octubre de 2008

LA CONDICIÓN HUMANA


LA CONDICIÓN HUMANA

A lo largo de mi vida he escuchado miles de veces a personas que me hablan de la condición humana. Pero ¿qué es LA CONDICIÓN HUMANA en realidad? No pretendo aportar aquí las ideas centrales sobre este tema, simplemente pienso en voz alta y procuro acercarme al tema como lo haría cualquier imberbe en la materia como yo, como cualquier diletante vaya, es decir, como cualquier pardillo. Bueno, lo diré, como uno que no tiene ni idea de este tema.

Sin embargo no miento cuando les digo que he escuchado hablar de este tema en infinidad de ocasiones y me he quedado pensando. Tal vez por eso, por esa costumbre sana (o enfermiza) que tengo de pensar en todo y de pensarlo y repensarlo todo, es que les pongo sobre la mesa este espinoso y complejo tema.

Si el tema de LA CONDICIÓN HUMANA, ya me parecía complicado, me lo resultó aún más cuando metí estas tres palabras en un buscador de Internet. Ahí fue cuando me di cuenta que hay material aquí para escribir toda la vida sobre este particular y aún así no darnos por satisfechos.

Me gusta encontrarme con estos “agujeros negros”, con estos abismos del conocimiento. Me paro en el borde y miro hacia la profundidad con la intuición de que ahí se esconde quizás las claves que nos ayudarían a entender de una vez y por todas los grandes misterios de la existencia humana.

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Existe Dios, y si existe qué es o quién es? ¿Todo lo que existe es materia, o hay una mente superior que rige todo lo que esa materia es? ¿Qué fue primero, el huevo, o la gallina?

En fin, como ven, ahí están las grandes preguntas que durante toda la existencia del ser humano nos han hecho devanarnos los sesos, o bueno, seguramente habrán seres humanos que jamás se hayan puesto a pensar en estas cosas. Habrá personas mucho más primarias que más allá de los impulsos sexuales, o los impulsos propios de la supervivencia, como el comer, el beber, en una palabra, esos impulsos que te llevan a darle placeres al cuerpo físico, no se habrán cuestionado nada más.

Estoy persuadido de que tiene que haber mucha gente en el mundo que no se ha cuestionado en su vida ninguna de esas grandes interrogantes que convirtieron a esos hombres que sí se las plantearon, en filósofos, físicos, químicos, matemáticos, en una palabra, en hombres preocupados por el conocimiento.

No obstante, en estos tiempos tan complejos en los que todo se puede relativizar, cabría preguntarse si estas personas estarán más cerca de la verdad, si guardan alguna sabiduría intrínseca, o si, incluso, yendo a ciegas, estarán atinando más en el sendero de la vida y del crecimiento humano que esos otros que han creído tener alguna luz, algún atisbo del camino.
Pero volviendo a la senda de aquéllos que nos hemos preguntado alguna vez estas y otras cuestiones, debo decir que la expresión CONDICIÓN HUMANA no siempre es utilizada para referirse a lo mismo.
A veces se habla de las condiciones de vida de la humanidad, o del grado de autoconocimiento que demostramos tener, etc. Sin embargo, no es este uso del concepto el que me ha motivado estas reflexiones.

Hay otro modo de utilizar el término CONDICIÓN HUMANA, y se refiere a una forma fatalista y negativa. Según algunas personas, el ser humano de por sí, tiene una zona de instintos que todos compartimos que nos impide ser esencialmente buenos. Dicen que los seres humanos siempre seremos malos, siempre seremos egoístas, siempre seremos insolidarios, siempre seremos avariciosos, etc. Siguiendo este pensamiento, ellos ponen en duda todo método o sistema que pretenda hacernos mejores a nosotros mismos o mejorar el mundo en el que vivimos.

Curiosamente, aunque la ciencias sociales no son determinantes en este aspecto, y más bien parece que son tendientes a desechar la idea de que estemos condenados a esa herencia atávica, muchos defensores del capitalismo como sistema, y detractores de otras formas de desarrollo social no capitalistas, consideran que el susodicho sistema capitalista es el mejor para el ser humano, no ya por lo que ha conseguido el mundo con él, sino porque consideran que es el que mejor se aviene a LA CONDICIÓN HUMANA. Y siguiendo esta lógica de pensamiento niegan que los hombres podamos algún día aspirar a una sociedad mejor.

Me niego a creer esto. Quizás no tenga las armas suficientes para echar por tierra estas teorías, pero tengo la esperanza e intuyo que el ser humano algún día llegará a perfeccionarse hasta el punto de conseguir armar una sociedad mucho mejor, una sociedad donde repartamos mejor la riqueza, donde no toleremos las discriminaciones ni raciales ni de género, ni ninguna otra, donde los seres humanos no asocien la felicidad a la riqueza, donde las personas reconozcan que son más que su cuerpo físico, y se preocupen por darle placeres a eso otro diferente a su cuerpo físico, es decir, darle placer a su cuerpo espiritual.

Hoy que el capitalismo está sufriendo una nueva sacudida, debido a la crisis financiera mundial, tal vez sea un buen momento para cuestionarnos estas teorías que nos atan en nombre de LA CONDICIÓN HUMANA, a este tipo de vida a la que nos aferramos aún cuando nos damos cuenta de que es un mundo bastante lejano de lo que entenderíamos por un mundo ideal, un mundo del que apenas podemos sentirnos especialmente orgullosos. Creo que no basta con decir: “No traeré hijos a este mundo”.


Y bueno, me pregunto si es nuestra condición humana la que nos lleva a preocuparnos por la supervivencia del ser humano como especie. No lo sé. Para no variar, también hay personas que defienden lo contrario, es decir, que consideran una pérdida de tiempo preocuparnos por cosas como estas de la supervivencia, personas que entienden que en el mundo todo pasa, y que también debemos aceptar que desapareceremos algún día.


TADEO

lunes, 20 de octubre de 2008

DINERO


DINERO

Cuántas veces nos habremos preguntado en la vida: ¿Qué haría si de repente me cayeran del cielo miles de millones de euros?¿Cuántas personas conocemos que viven todo el tiempo alimentando el sueño de hacerse ricos? ¿Cuántas personas conocemos que tienen la certeza de que algún día les tocará a ellos gozar de tal fortuna?

Muchas veces me he puesto a pesar en qué haría yo con una cantidad de dinero tremenda, algo así como la que se ve en la imagen que he escogido para acompañar mis palabras y de veras que me quedo sin ideas. No lo sé. Me da tanto miedo verme con ese colchón de dólares o de euros.

Tal vez por mis creencias religiosas, siempre he pensado que el dinero puede hacerle mucho daño a las personas. Yo lo comparo siempre con el anillo de Frodo Bolsón, el protagonista de la película: “El señor de los anillos”. El anillo tenía mucho poder, pero su poder terminaba haciéndote malo. Te envenenaba el corazón y podía terminar matándote, que es como decir, matando eso lindo que existe al interior de tu ser espiritual.

Hagamos el ejercicio mental de imaginarnos llegando a este cuarto lleno de billetes con una persona que te dice: “Todo este dinero es tuyo”. ¿Qué hacer a partir de ese momento? No lo sé, de veras no lo sé. Creo que lo primero que sentiría es miedo. Todos quieren dinero, y a lo mejor muchos estarían dispuestos a matarte por tal de quitarte el dinero.

Luego, si los demás se enteran de que eres millonario, tal vez ya no te quieran más por ti mismo, sino que te empezarán a querer por tu dinero, o lo que es lo mismo, querrán a tu dinero y no a ti mismo. Conozco a alguno que ha dicho que eso no le molesta demasiado. Dijo: “No me importa que me quieran por mi dinero”. Pues a mí eso me importa quizás demasiado. Necesito sentir que me quieren, que me aman por lo que soy y no por lo que tengo.

Luego me pregunto si me rodearé de todos esos ayudantes y asistentes, y administradores, en fin, de todos esos chupadores de dinero que te ayudarán en todo y con todo. Me niego a tener a mi lado a ese tipo de persona que vive para y por el dinero.

Miro a los famosos, a los millonarios, miro en las cosas en que se gastan el dinero, miro sus gustos, miro sus estilos de vida y para nada me interesa nada de eso.

Algunos dicen que lo mejor es ser millonario sin que nadie lo sepa. Pero ¿será eso posible? ¿Será posible ser millonario sin que nadie se entere?

Dicen los maestros de sabiduría oriental que el dinero como todo lo material crea una serie de ataduras mentales y emocionales al plano de la tierra que una vez que morimos se tornan pesadas cadenas para nuestras almas y que nos ahoga el sufrimiento y la pena de no poder avanzar hacia la luz. Sugieren que nos quedamos custodiando nuestro dinero, sin aceptar la muerte y por tanto, perdiendo el tiempo en un estado en el que ni disfrutamos las bondades de la vida eterna, ni podemos disfrutar de las bondades de la vida terrenal.

Parece ser que al final, lo mejor es tener en la vida sólo aquello que necesitamos, y parece ser que lo más sabio es crearnos la menor cantidad de necesidades, pues ya se sabe, no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Esto me parece muy sabio y muy cierto. Lo que no entiendo es por qué a pesar de entender esto tan bien, sigo comprando billetes de lotería.

TADEO

viernes, 17 de octubre de 2008

ACERCA DE LOS INSTINTOS


ACERCA DE LOS INSTINTOS

Siempre había pensado que los instintos eran como una especie de información innata a todo ser humano que no variaba en ningún caso. Algo así como esos programas preinstalados que traen los ordenadores cuando los compramos. Luego uno mismo se encarga de irle sumando nuevos programas y accesorios en función de nuestras necesidades y gustos.

Sin embargo, he estado leyendo un libro de un autor al que respeto mucho (un espíritu que dicta libros a través de un médium escribiente) donde se decía que los instintos que el hombre posee se han ido formando a lo largo de la historia de la humanidad. Dice incluso, que también los instintos que advertimos en los animales, son el resultado de la evolución de siglos y milenios de estas razas.

Esta idea me ha fascinado y por eso quisiera compartirla con ustedes. Según lo que plantea este espíritu, los seres humanos vamos a nacer en el futuro con una serie de conocimientos instintivos que nosotros no trajimos como bagaje a este mundo. Eso quiere decir que los hombres del futuro harán instintivamente cosas que nosotros hemos tenido que aprender a fuerza de repetirlo y de asimilarlo conscientemente.

Según esta lógica de pensamiento, los animales serán cada vez más humanizados y esto me parece maravilloso. Al parecer esa franja de los instintos se ensancha en los seres humanos con el paso del tiempo, y al mismo tiempo, la franja de la conciencia también se ensancha y ese ensanchamiento se manifiesta en la aceptación de ideas más tendentes a la aceptación de lo espiritual, de lo intuitivo, de eso que ahora mismo no consideramos propiamente racional.

Dicho de otro modo, parece que los hombres nos vamos haciendo cada vez más irracionales, cada vez más intuitivos. Esto quiere decir que con el paso del tiempo las facultades mediumnímicas como la clarividencia, y otras, se harán cada vez más frecuentes en los seres humanos. Así que observemos a nuestros hijos, porque seguramente ellos tendrán más agudizadas esas facultades paranormales. Yo por sí o por no, siempre dejo que mi hija me diga qué número de lotería debo comprar. Hasta ahora no me ha dado resultado, pero quién sabe si en un futuro esta estrategia termine dando sus frutos.

TADEO