sábado, 28 de mayo de 2011

¿EXISTE LA MEDIA NARANJA?




¿EXISTE LA MEDIA NARANJA?

Acabo de leer un artículo donde se nos propone dejar de buscar a la media naranja, rechazar la idea de que somos la mitad de otro ser que encontraremos algún día. Nos viene a decir que el alma gemela no existe. Al respecto, he escrito las siguientes reflexiones.


Queridos amigos:
He leído este magnífico texto y los comentarios expuestos y compruebo que se manejan diferentes concepciones respecto a la idea de ser uno mismo una Unidad, o de ser el complemento de otro ser quien sería nuestra Alma Gemela.


Desde mi manera de verlo, creo que no tenemos necesariamente que ver estas ideas como contradictorias. Un ser humano puede ser al mismo tiempo UNIDAD y ALMA GEMELA de otro ser, del mismo modo en que yo soy al mismo tiempo, hijo de mi madre y esposo de mi mujer. Creo que todo coexiste en unidad. Un puzle tiene muchísimas piezas todas diferentes, pero al mismo tiempo todas forman parte de un UNO único. A los seres humanos nos pasa lo mismo.


Hay muchos textos esotéricos donde utilizando conocimientos numerológicos, cabalísticos y otros, nos demuestran como cada uno de nosotros al mismo tiempo es UNO, es DOS, es TRINIDAD, es CUATRO, es CINCO, es SEIS, es SIETE, es OCHO, es NUEVE, es DIEZ, y así hasta el infinito.


El universo es fractal. Dios construye fractalmente hacia el infinito positivo y hacia el infinito negativo. Por tanto, nuestro pensamiento, para entender esto, no puede darse el lujo de ser disgregativo, sino que tiene que ser necesariamente, un pensamiento integrador. Cuando el pensamiento lo es, comprendemos que se puede ser UNO y DOS, al mismo tiempo sin que esto traiga ningún conflicto.


Partiendo de esta idea, puedo decirles que comparto la idea de que es genial y necesario que seamos una Unidad en nosotros mismos y que seamos capaces de ser felices siéndolo, y al mismo tiempo, seamos capaces de ser PAREJA, de otro ser. Incluso, el final de todo esto, es que seamos capaces de ser UNO con todos los que existen y con todo lo que existe. No sólo se trata de buscar a ese que compaginará exactamente con nosotros, sino que encontrar a ese, será el primer paso, porque del mismo modo en que encontramos al DOS, tenemos que encontrar a ese otro con quien conformemos el TRES, y así sucesivamente. Por eso es que Jesús nos dijo: Amaos los unos a los otros, en vez de decirnos, busquen y amen a su alma gemela.


Observen cómo siempre sucede que aquél que no es feliz siendo Unidad, busca en el otro, aquello que no tiene para entonces conseguir ser feliz. Eso hace que en vez de entregarse al otro, fagocite a la otra persona, le quite de algún modo lo que tiene, o negocien ambos, en el sentido de tú me das y yo te doy. Pero el verdadero amor no es eso, es que seamos capaces de entregarnos al otro sin esperar recibir nada a cambio. Amar por el placer de amar. Y sólo se puede amar por el placer de amar, cuando no existe el miedo en nuestros corazones, cuando no existen las inseguridades en nuestros corazones.


Sólo así podemos amar al otro sin apresarlo, sin convertirnos para nuestra pareja en un carcelero, en un agente de esclavitud, en un asesino de la libertad del otro. Hay algunos que dicen: te quito tu libertad, pero a cambio, te doy la mía. Te castro, y en cambio, me castro para ti. Y la verdad es que si respetamos la sabiduría de nuestros cuerpos, no deberíamos relacionarnos sobre la base de un pacto de esclavitud y de castración, sino simplemente sobre un pacto de amor incondicional.


Aprendamos a amar de la manera más óptima a nuestra pareja, y una vez aprendida esta lección, pongamos ese mismo amor en todos y en todo. Es lo mismo que decir: ensanchemos el EGO, de manera tal que cuando estemos diciendo YO, en ese YO quepa el Universo.


Leí en los comentario que alguien habló de la evolución que experimentó al pasar del YO al YO SOY dándole importancia al eterno presente. Yo le diría que lo importante no es que nuestro YO, viva en el eterno presente, porque nuestro YO individual, sobre todo ese YO entendido como el cuerpo físico, está condenado a morir. Desde mis ideas al respecto del YO SOY, creo que lo fundamental es integrar la idea del YO SOY, como una expansión del YO, de manera tal que cuando esté diciendo YO SOY, esté entendiendo que yo formo parte de un TODO, es decir, que he matado mi YO individual para sumarme a ese otro yo que me hace UNO con Dios y con todo lo que existe.


Luego, respecto al tema del alma gemela, me hago la siguiente pregunta. ¿Si existe una única alma gemela, un ser cuyo principio espiritual es mi justa mitad, tiene que ser ese pedazo de espíritu que se desprendió de mí en el último momento después que el BIG BANG nos fue despedazando, primero formando unidades colectivas y luego dejándonos en el DOS y luego en el UNO. Pues bien ¿Es necesario que volvamos a ser DOS con ese mismo UNO? Yo no lo sé, y me gustaría escuchar las opiniones de los demás.


Ahora bien, si mi alma gemela y yo, salimos disparados en direcciones diferentes del universo espiritual existente entonces, tiene sentido pensar que ese ser se cargó con una polaridad contraria a la mía, y por tanto, hoy en día, nuestras consciencias materiales e inferiores, no están en condiciones de reconocer a nuestra alma gemela porque será un ser diferente a nosotros y la mente rechaza a lo diferente y acepta a lo semejante.


Mi alma gemela tendrá un sexo distinto al mío. Esto no será un problema, pues gracias a Dios, la sabiduría del cuerpo y el poder de la pulsión sexual es tan grande, que sigue doblegando a nuestra mente. Pero las conciencias emocionales y mentales, por diferente, encontrarán más motivos para alejarse de ese otro ser, que para amarlo. Sólo nuestras conciencias espirituales, eso que llamamos CORAZÓN y que en realidad son nuestras conciencias: búdica, átmica y monádica, reconocen al alma gemela y lo aman.

Por tanto, para esa parte de la humanidad polarizada en su conciencia emocional y mental, es decir, casi toda la humanidad, está imposibilitada de amar a su alma gemela. Sólo esos seres que han conseguido doblegar su conciencia mental y emocional, son capaces de reconocerlo y amarlo.


En muchos casos, cuando el corazón empieza a amar, nos dejamos llevar por él, pero poco a poco empiezan a aparecer los choques en cuanto nos toca convivir con nuestra alma gemela en un mundo construido por la mente, es decir, por la conciencia racional.


A veces nuestra alma gemela nos la encontramos con una edad tal que la sociedad en la que vivimos, rechaza tal unión, a veces es de una raza distinta a la nuestra y nuestros prejuicios nos hacen pensar que NO, que ese no puede ser. A veces es una persona que no nos podría dar el estatus económico y social con el que soñamos, y decimos, NO, éste no puede ser. Muchas veces esa persona vive en otro país, tiene otra cultura, otra religión, otras ideas políticas, y en fin, cuando las mentes se echan a funcionar, el amor de los corazones es doblegado. Y a las almas gemelas no les queda otra que esperar a una nueva encarnación en la que el mundo haya evolucionado y entonces sí sea posible la unión.


La humanidad tiene dos alternativas, una, esperar a vivir en ese mundo más evolucionado en que no existan tantas trabas sociales, en un mundo donde ya hayamos renunciado por evolución a la tiranía de la mente, o dos, ser capaces de inhibir nuestra mente y comprender que a pesar de que esa otra persona y tú son incapaces de comprenderse racionalmente, y tienen gustos y aficiones diferentes, y miran la vida de manera diferente, y tienen razas diferentes, y conciben la vida de manera diferente, y casi siempre terminan discutiendo sobre absolutamente todos los temas, ese es TU ALMA GEMELA.


Lo más maravilloso es que la búsqueda del alma gemela siempre estará presente en nosotros. Y que en la misma medida en que nos vayamos espiritualizando, es decir, en la misma medida en que seamos capaces de despertar nuestras conciencias espirituales, que es lo que algunos llaman, la conciencia del corazón, quedaremos en mejores condiciones de por fin, aceptar a nuestra alma gemela, a quien seguramente, vendremos rechazando de encarnación en encarnación y por tanto, el karma de ambos no es precisamente favorable.


El día en que todos despertemos nuestras conciencias espirituales, como ellas siempre aman, (no saben hacer otra cosa que amar), porque no ven en el otro, diferencias, sino que lo entienden como parte de si mismos, por ser una conciencia integradora y no disgregativa, ese día sí que nos amaremos los unos a los otros y construiremos una sociedad acorde a las razones del corazón y nos desembarazaremos de esta sociedad construida desde la mente y que por tanto, favorece más el que nos alejemos, diferenciemos y combatamos, que el que nos amemos.


Atentamente:


Tadeo

martes, 26 de abril de 2011

ALMAS GEMELAS




ALMAS GEMELAS

Ya sé que he vuelto sobre el tema de las ALMAS GEMELAS varias veces, pero es que me parece un conocimiento tan importante para el ser humano, que a cada rato me encuentro reflexionando sobre el mismo y aportando mis ideas. Aquí les dejo unas palabras que acabo de dejar en un foro en el cual se hablaba al respecto. Espero que les resulte de interés.

Como todos sentimos intuitivamente que en algún sitio existe nuestra justa mitad, esta idea del alma gemela nos acerca a la puerta del misterio, a la puerta de las grandes realidades místicas, y esto es maravilloso, así que aprovechemos esta magnífica intuición para crecer, para aprender más de nosotros mismos, del Universo, de la naturaleza íntima de Dios y de todos sus misterios.

El ser humano debe aprender a mirarse correctamente a sí mismo. El ser humano, más que Sociedad, es Naturaleza. Y olvidando nuestra verdadera esencia natural, nos hemos guiado por una serie de normas éticas y morales que han convenido más a determinada estructura social que a nuestros verdaderos intereses como naturaleza que somos. Y lo curioso es que toda ley social que viola nuestra esencia natural, nos aporta infelicidad y ralentiza nuestro ciclo o proceso de crecimiento espiritual.

No perdamos nunca de vista, que nuestro fin último, (relativizando lo anterior, porque en verdad, no existe ni principio ni fin) es regresar a ese UNO del que una vez partimos.

Cuando todo comenzó, luego del Big Bang o gran explosión que dio inicio a este nuevo ciclo de formación o viaje de la substancia, del espíritu puro a la materia pura y luego, de retorno de la materia pura al espíritu puro, las mónadas, o principios espirituales los cuales dieron origen a los seres humanos, formaban unidades colectivas. Con el tiempo esas unidades se fueron separando hasta quedarse sólo dos. Si queremos imaginarnos este proceso, pensemos en el proceso de división celular que ocurre cuando dos células sexuales se juntan. Este proceso es similar, pero a la inversa.

En el momento en que quedaron sólo dos, es decir, cada uno junto a su alma gemela la misma fuerza centrípeta que provocó el Big Bang, disparó a estos dos seres a los extremos del universo espiritual. No olvidemos, que cuando esto ocurrió, el universo físico no existía, por tanto, ambos seres, no fueron enviados a los extremos de nuestro universo físico, y ni siquiera a los extremos de nuestro planeta. Hablo de extremos espirituales. Por tanto esos dos principios espirituales idénticos, adquirieron cargas espirituales y materiales iguales, pero de carga contraria.

Es decir, digamos que una media mónada se cargó “positivamente” y la otra media mónada se cargó “negativamente”. Por tanto, cada una de ellas se revistió de un cuerpo átmico, búdico, mental, astral y físico, “positivo” y su alma gemela, se cargó de igual forma, con un cuerpo átmico, búdico, mental, astral y físico, negativo.

Así nos encontramos hoy en el mundo. Todos tenemos una determinada polaridad en función de nuestro grado de crecimiento espiritual. Por tanto, podríamos decir que existen al menos 6 grandes divisiones que serían las siguientes:
ALMAS GEMELAS
1-Ese ser que es nuestra justa mitad, pero que todos sus cuerpos tienen una polaridad distinta a la nuestra.
2-Esos seres muy similares a nuestra justa mitad, con cuerpos cuya polaridad es distinta a la nuestra con quienes SÍ arrastramos cadenas kármicas.
3- Esos seres muy similares a nuestra justa mitad, con cuerpos cuya polaridad es distinta a la nuestra con quienes NO arrastramos cadenas kármicas.

ALMAS COMPAÑERAS
1-Ese ser que no fue en un principio, nuestra justa mitad, pero que es casi idéntico a nosotros y todos sus cuerpos tienen la misma polaridad que los nuestros.
2-Esos seres muy similares a nosotros, cuyos cuerpos tienen la misma polaridad que los nuestros y con quien SI arrastramos cadenas kármicas.
3- Esos seres muy similares a nosotros, cuyos cuerpos tienen la misma polaridad que los nuestros y con quien NO arrastramos cadenas kármicas.

Una vez dicho esto, es importante comprender 3 cosas:
1-Como todo está en movimiento, como cada uno de nosotros está cambiando constantemente de polaridad espiritual, como cada uno de nosotros está creciendo espiritualmente a su ritmo y eso hace que nuestra carga espiritual cambie, no siempre atraeremos o repeleremos a las mismas personas. Por tanto, es normal que con 15 años seamos muy amigos de una persona y nos sintamos muy atraídos por determinadas personas, y luego, con 30 años, sentimos que ya muy poco tenemos que ver con ella, y que por el contrario, nos atraen otras personas que 15 años atrás nos resultaban indiferentes.

2-Nuestro fin último, no es regresar a nuestra alma gemela original, porque puede ser que esa persona decida, por ejemplo, no ser salva. Puede que nuestra justa mitad original, no encuentre el camino del crecimiento espiritual y eso no tiene que condenarnos a nosotros, ni nosotros condenar a no ser salva a nuestra justa mitad. Así que debemos pensar que siempre hay una mitad para nosotros, estemos en el punto del desarrollo espiritual en que estemos.

3-Lo que complica verdaderamente la búsqueda del alma gemela es lo siguiente. La humanidad, en este momento de nuestro desarrollo, transita de la fase emocional a la fase mental. Es decir, la humanidad ha trascendido la conciencia que le aporta el cuerpo físico, que es la conciencia sensorial. Dicho de otro modo, todos nosotros hemos convertido en automatismos la utilización de nuestros órganos de los sentidos, pero andamos enfrascados en la tarea de trascender el estadio emocional. Hay personas que son capaces de decir con sinceridad: PIENSO, LUEGO EXISTO, pero una buena parte de la raza humana sigue diciendo: SIENTO, LUEGO EXISTO.

Algunos pocos seres, han trascendido el estadio mental y manifiestan una conciencia espiritual, búdica fundamentalmente. Un ser de conciencia búdica era Jesús de Nazaret, por ejemplo. Por eso, desde su conciencia que había trascendido la conciencia racional, era capaz de decir cosas irracionales como por ejemplo: Ama a tus enemigos. A quien te pegue en una mejilla, ponle la otra, etc. No deberíamos sentirnos mal si notamos que nuestra conciencia racional no nos sirve para entender tales palabras.

Como hoy en la tierra, somos seres de conciencia emocional y de conciencia mental, nos encontramos con que nuestra conciencia emocional o mental, rechaza a nuestra alma gemela. Dicho de otro modo. Cuando la misma polaridad, aunque de signo contrario, de nuestra alma gemela, nos empuja con fuerza hacia ella, y la tenemos delante, sentimos amor en un primer momento. Nuestras conciencias espirituales reconocen a ese ser y lo aman y ese amor se conserva en nosotros hasta que empezamos a pensar y a sentir.

Pensamos y sentimos que esa persona no nos conviene. Nuestras conciencias nos dicen que esa persona no tiene nada que ver con nosotros. Los que se dejan llevar por el karma, sienten que esa energía kármica no los está empujando el uno al otro. Así que en muchos casos, le damos la espalda al alma gemela porque no estamos en condiciones de amarla. La Humanidad actual ama a lo semejante, pero no a lo diferente, y el alma gemela inicial, es totalmente diferente a nosotros, porque todos sus cuerpos están polarizados al contrario que los nuestros.

Pero el alma gemela siempre viene a nosotros. A veces un ser mata al otro. Y esa muerte crea un karma negativo, pero un karma que une a esas dos personas, y poco a poco, de encarnación en encarnación, ese karma se va mejorando. Hay personas que llegan a encontrar a su alma gemela y se casan con ellos, aunque por lo general, casi siempre se establece con él, relaciones de ESFUERZO, porque siempre esa persona, va a sentir y a pensar diferente a nosotros.

Ahora bien, en la mayoría de los casos, nos casamos y nos juntamos con esas personas de carga similar a la nuestra. Las relaciones con esas personas que sienten y piensan como nosotros, desde la conciencia humana actual, son maravillosas. De hecho, muchas personas creen erradamente, que esos seres son sus almas gemelas originales y no lo son. Y aunque estas personas establezcan relaciones casi perfectas, notarán que aparecerán en sus vidas, sus almas gemelas reales que en algunos casos, vendrán a desestabilizar sus “perfectas” vidas.

Estas relaciones que se establecen entre almas gemelas de carga similar, tienen un inconveniente, y es que metidos en ellas, no aprendemos a amar a nuestro contrario, aprendemos a amar de una manera limitada, porque como bien decía Jesús: Sí sólo amas a quien te ama, ¿qué haces de más? Por el contrario, cuando somos capaces de amar a esos seres de polaridad contraria la nuestra, entonces sí desarrollamos una capacidad de AMOR, suficientemente grande como para que resulte útil al fin último del Universo, al plan secreto de Dios, que es RELIGARNOS todos, que es volver al punto de partida que concentrará en un único punto a toda la materia.

No olvidemos, llegados a este punto, que casi nadie está en condiciones de amar a su alma gemela original. Poco a poco, en la medida en que vamos creciendo espiritualmente, vamos siendo capaces de amar a seres que están cada vez más alejados de nosotros en el universo espiritual, pero sólo podrá amar a su alma gemela original, aquel que sea como Dios, aquel que sea capaz de amar sin condiciones, porque nuestra alma gemela original será tan diferente de nosotros, tan distante de nuestra manera de pensar y de sentir, que seguramente nuestra mente no lo aceptará. Por tanto, siempre será una prueba para nosotros, una prueba en la que tendremos que dejar a un lado nuestra conciencia y deberemos dejarnos arrastrar por nuestro corazón, que es lo mismo que decir, dejarnos arrastrar por nuestras conciencias espirituales. Y es bueno que sepamos que nuestras conciencias espirituales siempre aman. Si ves que no estás amando, es que no estás polarizado con tu conciencia búdica, que es la primera de tus conciencias espirituales.

Sobre este tema podría decir muchas más cosas, pero lo dejo aquí porque ya me he extendido demasiado. Ahora les pregunto: ¿Han encontrado ya a su verdadera alma gemela? ¿Acaso están en condiciones de salir a buscarlo?

Y luego, no olviden que la pareja, es decir el DOS, no es la forma ideal de relación, la forma ideal de relación es el TODOS. Amaos los unos a los otros, y de ese modo terminaremos amándonos TODOS, como sólo Dios nos ama, porque el que es capaz de amar a TODOS, ya es Dios.

TADEO

viernes, 25 de marzo de 2011

LOS NIVELES DE LA CONCIENCIA HUMANA


LOS NIVELES DE LA CONCIENCIA HUMANA

SI CAMBIAMOS NUESTROS PENSAMIENTOS, CAMBIAREMOS NUESTRO KARMA.

QUIEN SIEMBRA UN PENSAMIENTO, COSECHA UNA ACCIÓN.
QUIEN SIEMBRA UNA ACCIÓN, COSECHA UNA REACCIÓN.
QUIEN SIEMBRA UNA REACCIÓN, COSECHA UN HÁBITO.
QUIEN SIEMBRA UN HÁBITO, COSECHA UNA CARACTERÍSTICA.
QUIEN SIEMBRA UNA CARACTERÍSTICA, COSECHA UN DESTINO.

El camino del crecimiento espiritual es como una pirámide en la que vamos despertando y desarrollando nuestros diversos niveles de conciencia paso a paso. Lo vamos haciendo a lo largo de nuestras diferentes vidas y utilizando para ello, cada uno de los cuerpos o vehículos con que vamos viniendo a la tierra.

La primera conciencia que desarrollamos es la conciencia sensorial. Aprendemos de vida en vida a relacionarnos con el exterior a través de la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato. Y el desarrollo de esa conciencia nos permite comprender un poco el mundo que nos rodea. Nos permite comprender dónde termina nuestro cuerpo y empieza todo lo demás. También aprendemos que somos mortales. Aprendemos que todo lo que daña a nuestro cuerpo nos produce dolor, y gracias a ese maestro maravilloso que es el dolor físico, aprendemos a cuidarnos, porque cuando nos duele, enseguida tomamos medidas para librarnos de la causa de tal efecto.

En tiempos pretéritos, el ser humano tenía hacia el dolor una actitud menos cuidadosa, soportaba incluso, más dolor que nosotros, y de hecho, sus dolores siempre eran del cuerpo. Ellos no sentían apenas dolores emocionales ni se comían demasiado la cabeza.

Pero en la misma medida en que nos fuimos desarrollando, la conciencia sensorial se afianzó y se convirtió en un automatismo, en un instinto. Por eso es que hoy nosotros nacemos con instinto de conservación. Nadie nos tiene que enseñar a cuidarnos de aquello que puede poner en peligro nuestra integridad física. Nacemos con eso incorporado. Por eso es que nadie tiene que enseñarle a un bebé que debe mamar de la teta de su madre. Es información que ya desde nuestra etapa animal, traemos aprendida.

Sin embargo, cuando el ser humano llegó a un nivel de desarrollo tal que le permitió diferenciarse de los animales, empezamos a manifestar sentimientos y emociones mucho más sofisticados que nuestros predecesores. Y ahí apareció el dolor en el plano emocional. El dolor nos ayuda a cuidarnos y nos ayuda a fortalecernos.

El universo emocional tiene la peculiaridad de que fluctúa, de que se mueve como un péndulo, porque existe una ley natural que es la ley de equilibrio, o la ley de acción y reacción que provoca que todo lo que se mueve en una dirección, produzca una energía igual y de sentido contrario que garantiza el equilibrio en todos los casos y cosas. Por eso, en el plano de las emociones sucede que toda emoción positiva, es secundada por una emoción negativa.

Dicho de otro modo, cuando sentimos una gran alegría, estamos atrayendo a nosotros, por ley natural, una gran tristeza. Cuando atraemos a nosotros una gran euforia, y nos dejamos arrastrar por ella, y la gozamos, estamos atrayendo a nosotros, aún sin saberlo y aún sin quererlo, una energía emocional que nos sumirá en un estado emocional de tristeza o depresión.

Todos los seres humanos han experimentado esto. Unos hemos sido conscientes de ello y otros no, pero nos ha pasado a todos. Los maestros espirituales aconsejan a las personas dos cosas: primero, comprender que cuando nos estamos sintiendo mal, nadie nos está castigando y que no somos culpables de nada, simplemente se está cumpliendo una ley física, una ley natural.

Lo otro que recomiendan los maestros de sabiduría es que intentemos por nosotros mismos, ser equilibrados. ¿Y cómo se consigue ser equilibrados emocionalmente? Bueno, ante todo hay que decir que estos vaivenes, y estos golpes emocionales que la vida nos va dando, nos van haciendo madurar. Nadie madura emocionalmente hasta que la vida no le ha dado unos cuantos golpes.

Al final desarrollamos mecanismos para aplacar ese dolor, y esos mecanismos son la comprensión, la aceptación y el amor. Es decir, cuando comprendemos lo que nos pasa, cuando lo aceptamos como algo natural y cuando amamos eso que nos pasa, ya hemos crecido y por tanto el dolor desaparece. Y como desaparece, nuestro vehículo emocional deja de dar bandazos desde un extremo del espectro emocional al otro. Cuando esto ocurre, dejas de sentir dolor, dejas de experimentar estados de depresión. Tampoco dejas de experimentar grandes estados de euforia y alegría emocional.

Hay personas que dicen: uy, pero si no experimentas grandes estados de euforia y alegría, qué mierda es la vida. Ahí se equivocan, porque confundimos esos estados de alegría y euforia con la felicidad, y no es así. Una cosa no es la otra. La felicidad es algo que va más allá de esa alegría y euforia. La felicidad es un estado permanente que podemos alcanzar, aunque la mayoría de los humanos hoy, no crean en ella.

Por eso es que la humanidad actual acepta con normalidad esa idea de que la felicidad no existe, sino que sólo existen momentos felices. Yo también creí esto hace años, pero comprendí con el tiempo que eso no es cierto. Se puede superar ese estadio de momentos felices transitorios siempre secundados por periodos de tristeza que equilibraban el momento feliz vivido.

Una vez que nos convencemos de que se puede ir más lejos en nuestra aspiración de ser felices, lo que tenemos que hacer es despertar y desarrollar nuestra conciencia mental. Es decir, colocar nuestra mente, nuestra conciencia racional en el centro de nuestras vidas.

Muchos pensarán que eso lo hacen, pero no del todo y no siempre. Aunque nos han dicho desde siempre, que somos seres racionales, en verdad la mayoría de los seres humanos somos más emocionales que racionales.

¿Cómo podemos comprobar esto? Pues muy sencillo. Miren a vuestro alrededor y pregúntense cómo se divierte la gente. Comprobarán que existe en muchos casos, una relación demasiado estrecha entre diversión y desconexión de nuestros vehículo mental. Dicho de otro modo, nos divertimos desconectando nuestra mente racional, o inhibiéndola. Porque el alcohol, las drogas, las discotecas, etc, son mecanismos antinaturales de desconexión de nuestra conciencia racional, es decir, de nuestra mente.

Ahora bien, no pensemos que todo lo que desconecta a nuestra mente racional es malo. No, porque lo que nos desconecta de la conciencia racional, nos conecta con otros niveles nuestros de conciencia, y como cada ser humano es la suma de 6 cuerpos, 3 materiales y 3 espirituales, estar siempre y únicamente, conectado con ese nivel de conciencia, que es la conciencia racional o mental, no es lo aconsejable.

Como la conciencia racional o mental, es el tercer escalón de la conciencia humana, se encuentra en una posición intermedia. De ahí que cuando inhibimos nuestra conciencia racional suelen suceder dos cosas: una, que es la más común, el ser humano retrocede a su niveles inferiores de conciencia. Se vuelve emocional y se vuelve sensorial. O dos, puede sacar al ser divino que hay dentro de él, o lo que es lo mismo, puede despertar sus conciencias espirituales. Esto es una especie de éxtasis espiritual.

Ahora bien, como ya dije, el éxtasis espiritual es algo muy poco común. Mientras que el retroceso a nuestras conciencias inferiores es constante. Si queremos conocernos a nosotros mismos, si queremos comprobar cuan evolucionados somos, analicemos con qué frecuencia inhibimos nuestra conciencia racional, y cuánto placer somos capaces de experimentar en esos estados y cuánto placer somos capaces de experimentar en el estado de conexión con nuestra mente racional, es decir, con nuestra conciencia racional.

No quería dejar de decir que existen formas naturales y por tanto, no dañinas para la salud, de desconectarse de la conciencia racional. Estoy pensando en el sueño. Y también, aunque son fenómenos diferentes, en el sexo.

Cuando dormimos, inhibimos los tres niveles inferiores de conciencia y de ese modo, armonizamos todos nuestros cuerpos y nuestras 6 conciencias se emparejan. Por eso es que el sueño resulta tan sano y reparador.

En el caso del sexo, no en todos los casos, podemos llegar a inhibir nuestra conciencia por el lado negativo, que es cuando nos entregamos a la conciencia emocional y sensorial, es decir, cuando nos entregamos a disfrutar de lo que siente nuestro cuerpo, o por el contrario, podemos entregarnos a la conciencia espiritual cuando el sexo se convierte en un acto de amor y al inhibir la conciencia racional se experimenta una especie de orgasmo en el alma, una especie de éxtasis espiritual. Si nos preguntamos qué tipo de sexo acostumbramos a tener, ese que nos conecta con nuestras conciencias emocional y sensorial, o ese que nos conecta con nuestras conciencias espirituales, también puede darnos la medida de quiénes somos a nivel de desarrollo como seres humanos.

Como en la mayoría de los casos, somos personas muy apegadas aún a nuestro cuerpo emocional, personas que sentimos placer sobre todo cuando nuestra vida nos trae emociones y tensiones emocionales, cuando hay pasión en nuestra vida, cuando nos montamos en ese columpio que nos hace sentir esas sacudidas violentas que nos transportan desde la euforia a la depresión pasando por todo el abanico de estados de ánimo, mi consejo es el siguiente:

Si los palos que la vida nos ha dado, aún no son los suficientes como para que queramos bajarnos del columpio, pues adelante, sigamos balanceándonos en él. Porque hay algo muy importante que todos debemos saber. Todos debemos ser libres para hacer aquello que nos haga felices. Porque si hacemos algo que nos hace infelices, lanzamos negatividad al ambiente, aportamos negativamente a la conciencia colectiva y aportamos negativamente al inconsciente colectivo y eso trae más mal que bien para la humanidad. Todo tiene su momento y no es bueno forzar las cosas.

El momento de la madurez llega a su debido tiempo y llega un día en que la persona siente deseos de buscar, de ir más lejos, de experimentar formas de felicidad más satisfactorias. Llega un momento en que nuestra alma nos empuja a buscar una felicidad más duradera que esos momentos felices que nos hemos estado facilitando durante años o durante muchas vidas.

Cuando ese momento ha llegado, cuando la persona ha madurado emocionalmente y sigue su camino hacia el despertar y maduración de su conciencia racional, él mismo, sin que nadie le diga nada, se baja del columpio y entrega las riendas de su vida a la mente. Muchos de nosotros le hemos entregado las riendas de nuestra vida a la mente sólo a medias, porque constantemente se las estamos quitando para devolvérselas a su antiguo dueño, que es la conciencia emocional.

Pero poco a poco, en la medida en que nos vamos haciendo más maduros y sabios, le vamos quitando las riendas a la conciencia racional para dárselas a la conciencia emocional cada vez menos. Así funcionamos. Esa es la dinámica de vida del ser humano. En este punto del camino estamos muchísimos de nosotros.

Algunos, un poco más evolucionados, comienzan en algunas ocasiones, a quitarle las riendas de su vida a la conciencia racional para entregársela a la conciencia espiritual. Hemos tenido maestros de sabiduría que nos sirven de guía a todos en este camino, y un ejemplo claro de ello es Jesús de Nazaret.

Jesús vino a la tierra hace 2000 años, a vivir, a predicar y a través de sus palabras, a acercar su nivel de conciencia, polarizada totalmente en la conciencia espiritual, a seres muy emocionales y mucho menos mentales que la humanidad actual. Jesús hoy, gracias a su pensamiento en muchos casos y a la maduración de la humanidad en su conjunto, hubiera encontrado muchos más oídos receptivos a su discurso y a su ministerio.

Pero incluso hoy, cuando leemos las cosas que Jesús predicaba y las analizamos con nuestra mente racional, nos sentimos sobrecogidos porque no nos encontramos en condiciones de seguirlo en sus propuestas. Aún hoy somos incapaces de amar al prójimo como a nosotros mismos, somos incapaces de poner la otra mejilla cuando alguien nos golpea en la cara, somos incapaces de darle el doble de lo recibido al que nos ha dado algo, somos incapaces de amar a nuestros enemigos.

Todas estas enseñanzas de Jesús, aún hoy, atados a la conciencia racional como estamos, y pensando erróneamente que la conciencia racional es el sumun de las conciencias, nos siguen pareciendo una locura. Por parecernos locuras, tales enseñanzas, muchas personas se han alejado de Jesús y de la religión, porque a muchos de nosotros nos cuesta trabajo aceptar algo o a alguien que nos critica, algo o a alguien que nos dice en nuestra cara que somos malos e incapaces.

El ser humano es tan orgulloso, y le tiene tanto miedo al dolor emocional, que huye de todos los sitios donde algo o alguien puede dejar al descubierto sus miserias, sus miedos, sus demonios. El ser humano, más que procurar enfrentarse a sus demonios, procura no verlos, olvidarse de que están ahí dentro de nosotros, y para eso, el mejor modo es evitar esas situaciones y esas personas capaces de dejarnos cara a cara con el mal que llevamos dentro y por tanto, con el mal que somos.

Pero la realidad es que nadie avanza en el camino espiritual, nadie crece como persona, hasta que no se enfrenta a su sombra, a sus miedos, a sus frustraciones, a sus complejos, a sus culpas, y consigue domarlas, reconocerlas, entenderlas y amarlas. Sólo así llegamos a perdonarnos a nosotros mismos y a perdonar a los demás.

Comencemos por comprender todo esto que he expresado aquí desde nuestra mente. Démonos el tiempo necesario para crecer y avanzar. Y no olvidemos que, cuando sembramos en nosotros esta verdad, adquirimos poder y sólo entonces, somos capaces de cambiar nuestro destino.

TADEO

jueves, 10 de marzo de 2011

AMARSE A SÍ MISMO


AMARSE A SÍ MISMO

Cierta vez, conversando con una amiga sobre temas de metafísica, salió a relucir la idea de que DIOS LO ES TODO, DE QUE TODO ESTÁ EN DIOS, Y DE QUE TODO ESTÁ EN TODO. Mi amiga me decía: “Yo comprendo y estoy de acuerdo con que todos somos UNO, por eso yo me amo a mí misma y así estoy amando a los demás.”

Sus palabras me dejaron muy preocupado, porque si bien, cuando nos amamos a nosotros mismos, estamos amando al todo, estoy convencido de que esta no es la mejor manera de poner en práctica este precepto metafísico.

Los seres humanos normales tenemos desarrollado el instinto de conservación. Es decir, no necesitamos poner en funcionamiento nuestra mente para que cada uno de nosotros, cuidemos de nosotros mismos más de lo que cuidamos a los demás, y que nos amemos a nosotros mismos más de lo que amamos a los demás. No hay que buscar a una persona con un alma elevada para encontrar a alguien así. Por tanto, el que nos amemos a nosotros mismos más que a los demás, no tiene demasiado valor en el camino de ascensión espiritual.

Por eso nos decía Jesús: “Amaos los unos a los otros”. Por tanto, una vez que hemos comprendido que todos somos UNO, lo correcto no es amarse a sí mismos y de este modo amar a los demás, sino, por el contrario, una vez que hemos comprendido que todos somos UNO, y no sólo que todos somos uno, sino que absolutamente TODO somos UNO, debemos empezar a amar TODO, y adoptar esta manera de amar global, como la manera correcta de amarnos a nosotros mismos.

Dicho de otro modo, debemos aprender a expandir nuestro EGO, todo lo posible, de manera tal que cuando digamos YO, cuando digamos YO SOY, no se nos quede nada fuera. Hablo de ser capaz de identificar el YO, con absolutamente todo lo que existe.

Mi propuesta es que vayamos incluyendo en nuestro concepto del YO, a todos y a todo lo que podamos. Es un ejercicio que puede llevarnos toda la vida, pero vale la pena. Sólo ensanchando nuestro concepto del YO, que es lo mismo que ensanchar nuestro EGO, podremos verdaderamente quedar en condiciones de hacer de nuestras sociedades humanas, verdaderas sociedades paradisíacas. Así que lo dicho: AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS. No se conformen con amarse a ustedes mismos, y ni siquiera, con amar a aquellos que os aman, porque si sólo aman a quienes os aman, ¿qué hacen de más?

Dios es amor, por tanto, sólo fabricando amor podremos ser como dioses, y sólo fabricando amor, podremos ser útiles a Dios.

Mis maestros de sabiduría me decían: La humanidad es como un gran barco que avanza hacia Dios. La velocidad de avanzada depende de la cantidad de combustible que seamos capaces de poner en los motores. Y el combustible que mueve el gran barco humano es el amor. De todos los humanos depende que lleguemos a Dios en mayor o menor tiempo.

Cuando no amamos a nadie, somos como soles apagados. Cuando amamos sólo a una persona, somos soles que emitimos un solo rayo. Sólo cuando amamos en todas direcciones y a todo, somos auténticos soles, auténticas estrellas del universo espiritual.

Miren al cielo y lo verán lleno de estrellas. Pues bien, nosotros también somos estrellas del mundo espiritual. Pero nos toca a nosotros la decisión de brillar o no, de ser útiles y bellos en ese firmamento estrellado del universo espiritual. Despertemos la estrella que somos porque ese es nuestro destino final y más hermoso.

TADEO

miércoles, 16 de febrero de 2011

EL CIELO ABIERTO


EL CIELO ABIERTO

Me pregunto si lo sienten, si lo perciben, si llega hasta ustedes alguna señal que les haga decir para vuestros adentros, algo va a pasar, algo está sucediendo. Si vuestros vehículos espirituales están captando las muchas señales que la humanidad y el planeta Tierra están recibiendo de muy variadas maneras produciéndose un fenómeno espiritual tras otro. Fenómenos que nos ocurren a nivel individual y también a nivel colectivo.

En mi caso particular, puedo decirles que estoy viviendo un tiempo como no recuerdo otro en mi vida. Hay un tiempo que no es el tiempo que marca el reloj, que es un tiempo otro, en el que todo ocurre a una velocidad extraordinaria. Siento con mis vehículos espirituales, una sensación de velocidad, de movimiento, de transformación, extraordinarias.

Sería difícil de explicar racionalmente, pero el impulso vital, el impulso de cambio, de transformación de la vida humana a todos los niveles, lo estoy percibiendo de una manera inequívoca.

Tan rápido vamos, y tantas cosas me están aconteciendo, que a pesar de que me he propuesto actualizar este blog al menos una vez al mes, los últimos 3 meses se me han escapado sin que yo hubiera tenido la oportunidad de sacar un par de horas para dejar por aquí, señales de mi existencia. Lo que he vivido en tres meses, tal vez lo hubiera vivido hace 20 años, en tres años. Tan deprisa va todo en los planos espirituales.

Lo que me llama la atención es que la mayoría de la gente no es capaz de concientizar estos cambios. A muchos les pasa inadvertido todo. Hay muchos que presienten que algo está ocurriendo o va a ocurrir, pero como no tienen certezas, sino premoniciones, y nunca las escucharon ni les dieron valor, ahí las dejan aparcadas sin darse cuenta de que lo que deberían hacer es afinar los ojos y los oídos espirituales porque sólo de ese modo serían capaces de participar “despiertos” a todo este proceso espectacular que se está fraguando, y que desde luego, va a estallar en el plano físico de alguna forma.

Pero ya desde ahora, podemos percibir a nivel de planos sutiles, lo que se avecina.
Yo voy a referirme en este texto, a dos de las informaciones que he recibido y que he sido capaz de racionalizar. La primera es referente a un curioso fenómeno que intentaré poner en palabras.

Hace poco tuve una visión, y estas visiones son enseñanzas de mis maestros de sabiduría, maestros que viven ocultos, envueltos en la sombra de los planos espirituales, en el cual vi abrirse los cielos y descender con su luz hasta la tierra. Es decir, de repente, esa gran puerta cerrada entre Tierra y Cielo, entre Infierno y Paraíso, se abrió de par en par. Ahora mismo está abierta.

Las luces del Cielo por primera vez iluminan los rostros de los seres infernales que somos, hacinados en los planos bajos de la existencia. A través de esa puerta abierta están descendiendo muchos cientos de seres de luz a la tierra y se pasean por primera vez por los infiernos poniendo alivio en las almas de los penitentes. Permitiéndoles a los seres de sombra, por primera vez tomar alguna noción del laberinto en el que se encuentran encerrados. Permitiéndoles a los seres de las tinieblas que por primera vez se vean las caras los unos a los otros, y tal vez lo más importante, mostrándole a esos seres abrazados a la luz negra del lado oscuro, que Dios, a través de sus ángeles alados y luminosos, los ama.

Y no sólo los ama, sino que los está amando tanto en este preciso instante, que ha abierto las puertas del cielo y del infierno para que todo aquel que se encuentre en el infierno y desee subir al cielo, pueda hacerlo ahora.

Algunos pocos, tirados por la fuerza del amor de los ángeles están ascendiendo, pero son sólo unos pocos.

Cuando se ha vivido entre sombras toda la vida, cuando no se ha conocido otra cosa que la caverna oscura, se desconfía de la luz. Además, subir al cielo te obliga a desnudarte, a librarte de las pesadas y sucias vestiduras de la vida infernal. Con esas ropas no se puede subir al Paraíso, y muchos seres infernales se abrazan a sus ropas porque le temen a la desnudez del alma. Es un gran dilema para los seres de sombras, darle las manos a los seres de luz y ascender con ellos. Sienten miedo a las alturas, sienten un vértigo atroz. Algunos se han habituado tanto al frío, a la humedad, y al vacío del abismo de Satanás, que ya no conciben una vida mejor que esa.

Algunos ángeles se han visto atrapados por varios seres de sombra que les han dicho. No queremos irnos de aquí, pero queremos utilizarte para que nos alumbres, porque con tu luz a nuestro lado, la vida en el Infierno es más cálida.

Y ahí también han puesto en un dilema a los seres de luz. Porque ellos, en su amor inmenso, tienen vocación de mártires, pero saben bien que han bajado a los infiernos a salvar almas, y no a perder las suyas propias.

No sé cuánto tiempo estarán abiertas las puertas del Cielo, pero siento que esto que está ocurriendo ahora mismo, no durará eternamente.

El día del fin llegará. No hablo del fin del planeta, hablo del fin de los tiempos en que la materia tendrá protagonismo por delante del espíritu. Ese tiempo del reinado de la materia, de lo denso, tienes los días contados. El cielo ha descendido y los seres celestiales ocuparán el trono terrestre, porque le ha llegado el momento al planeta, porque le ha llegado el momento a la galaxia, porque le ha llegado el momento al universo todo.

Decía el famoso oráculo de Delfos, CONÓCETE A TI MISMO. Es un buen momento para hacernos esta pregunta en lo más profundo de nuestros corazones y sin pretender engañarnos. ¿Quiénes somos? ¿Acaso ángeles que estamos descendiendo a los infiernos para sacar de allí a todas las almas que estén dispuestas a cambiar de vida, a cambiar las sombras por la luz, a salir del laberinto de la existencia tomando el camino del amor, o somos seres de sombra que hundidos por el peso de nuestras heridas, rencores, miedos, frustraciones y cansancio, hemos apostado por la soledad del abismo, hemos apostado por la falsa felicidad de no amar a nadie, para no sufrir más, o incluso, por el camino de procurar de que nadie sea feliz a nuestro lado por venganza, por celos, por envidia?

Si eres un ser de luz que ha descendido a la tierra a sacar del infierno a todas las almas que puedas, te digo. Ama a la sombra para que tu amor la convierta en luz, pero cuidado, no desfallezcas, no subestimes el poder del lado oscuro, y no olvides que debes regresar a los cielos, acompañado o solo, pero debes regresar a la casa de la luz.

Si por el contrario, eres un ser de sombras, y has sentido la presencia de un ser de luz a tu lado, que te ha puesto luz en los ojos del alma y te ha invitado a ascender, no temas. Olvida todo lo que sabes, olvida tus miedos, frustraciones, olvida el dolor de tus muchas heridas y deja detrás ese cuerpo sombrío, ajado y viejo y deja tu alma desnuda, para que así, con tu alma desnuda, puedas vivir como un ser de luz, porque a fin de cuentas, la luz siempre estuvo en ti, sólo que te perdiste en el camino y tu luz se fue consumiendo lejos de su fuente originaria.

Y si por desgracia, sientes que aún trayendo Dios el Cielo al infierno que es tu vida, no serás capaz de abandonar tu nido de oscuridad, no pretendas vivir como un parásito de la luz de los ángeles. Si no eres capaz de dejarte ayudar, de recibir el bien que ellos te traen, por lo menos, no pretendas hundirlos a ellos en el mismo barro, porque los ángeles deben regresar al cielo.

Todas las almas que estamos en la tierra venimos a realizar la gran cosecha del amor. ¿Por qué cosechamos el amor y no otra cosa? Pues porque el amor es el combustible del universo, es el combustible divino que le permite al TODO, seguir existiendo y funcionando como un perfecto y maravilloso engranaje.

Quien no dedica su existencia a la cosecha del amor, no es útil al proyecto vital y no se merece el cuerpo que tan generosamente le han ofrecido para venir a la cosecha. Quien no dedica su existencia a la cosecha del amor, resulta prescindible y un día llegará en que el mismo mecanismo que le confió la tarea, prescindirá de él.

Sólo nosotros podemos elegir si queremos seguir evolucionando con la luz, con el progreso de los universos, o si queremos por el contrario, convertirnos en una fuerza de resistencia al progreso. En última instancia, ser una fuerza de resistencia al proceso, también resulta útil, porque tal resistencia de la sombra, hace más fuerte a la luz.

Alguno podría pensar. Si siempre voy a ser útil, entonces ¿para qué esforzarme en cosechar amor, para qué esforzarme en ir hacia la luz? Yo creo que quedarse en las sombras, perseverar en ellas es peligroso porque los universos evolucionan y se hacen cada vez más puros, y llega siempre un momento en que determinada carga maligna es degradada para siempre.

Algunos podrán pensar, ¿y qué me importa ser degradado para siempre? Pues bien, esos que así piensan, están cerrados a la luz no vale la pena que se les muestre el camino del cielo. Subir al paraíso es siempre una elección, y tal vez el acto de amor mayor que Dios puede darnos, es permitirnos elegir nuestro camino.

Cada uno debe meditar al respecto y decidir qué opción tomará.

A lo otro que quería hacer alusión y es algo que está muy relacionado con todo esto, es que el cielo y el infierno no son en sí mismos sitios ubicados en determinado espacio físico. El cielo y el infierno tal vez deberíamos verlos como estados de conciencia.

Quiero decir con esto que nosotros los seres humanos, no iremos en su día, después de la muerte, al cielo o al infierno. Es importante que comprendamos que nosotros, aquí y ahora, estamos en el cielo o en el infierno, o en un escalón intermedio entre ellos. Y que cada una de nuestras acciones, emociones y pensamientos, nos suben al cielo o nos hunden en el abismo infernal.

Por tanto, una vez que hemos tomado conciencia de lo que acabo de explicar, y una vez que hemos decidido en qué lugar queremos estar, si nos sumamos al ejército del amor y la luz, o si nos sumamos al ejército de las sombras, debemos ser conscientes de que cada una de nuestras acciones, y energías emocionales mentales y espirituales, nos están catapultando de un sitio al otro.

Y para terminar, reitero la idea que he estado desarrollando desde el principio. Porque se está aproximando el tiempo del fin del reinado de la materia y de las sombras, porque el 22 de diciembre de 2012, ya lo tenemos ahí al doblar de la esquina, es que se está dando ahora mismo una oportunidad de oro para que aquellos que aún desean subirse al carro de la luz, puedan hacerlo. Mi consejo es que no desaprovechen esta oportunidad, porque tal vez sea la última oportunidad de salvar sus almas.

TADEO

lunes, 14 de febrero de 2011

LOS TRES DESEOS


LOS TRES DESEOS

Muchas veces he escuchado decir que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque se puede convertir en realidad. No sé a ustedes, pero desde luego, a mí me pasó, y de qué manera. Mis deseos no sólo se hicieron realidad, sino que desde entonces, ni yo, ni mi vida, han vuelto a ser las mismas.

Tenía apenas 14 años cuando empecé a aficionarme a un curioso juego literario. Con los ojos cerrados me paraba frente a los estantes repletos de libros, de la biblioteca de mi casa, allá en Trinidad de Cuba, extendía mi mano, y tomaba uno al azar, y fuese cual fuese, me ponía a leerlo. Un buen día, cosas de la vida, al abrir los ojos, me encontré con La Santa Biblia entre mis manos y como todos imaginarán, comencé a leerla.

Para mi sorpresa, aquel libro no me resultaba ajeno. Sentía dentro de mí la extraña sensación de haberlo leído ya alguna vez. Después de aquello, volví muchas veces más al libro de los libros, pero nunca olvidaré la manera tan fortuita y extraña en que dicho texto se presentó en mi vida, así, sin avisar.

Por aquel tiempo de mi adolescencia, me llevaba La Biblia para el instituto y mis amigos, al verme leyendo aquel libro tan “sospechoso” me preguntaban si me había hecho testigo de Jehová, o algo así, y yo entre risas les respondía que no. Entonces me preguntaban: ¿Para qué te estás leyendo esa mierda? A lo que yo respondía con una carcajada.

Lo que mis amigos no saben es que tal vez influido por aquel libro y su lectura, me ocurrió algo sorprendente y trascendental, algo que cambiaría mi vida para siempre.

Uno de aquellos días de lectura bíblica, tal vez la propia concentración en las palabras sagradas de aquel libro, me provocó un profundo estado meditativo, y en mi fuero interno, en mi mente me sentí en comunión con Dios, en un estado en que sentía que podía hablarle confiado de que él escucharía mis palabras.

En ese estado de introspección le dije:

Dios mío, voy a pedirte 3 deseos. Si haces que se hagan realidad, yo a cambio, te prometo dos cosas, la primera es que más nunca volveré a pedirte nada, y la segunda es que como estaré tan feliz, me dedicaré a procurar hacer felices a los demás tratando de ayudarlos a hacer realidad sus sueños.

Diez años después, a los 24 años, mis tres deseos estaban totalmente cumplidos. No diré qué tres deseos le pedí a Dios. Eso quedará entre él y yo, pero no eran deseos fáciles de cumplirse, y sin embargo, tal vez por atreverme a desearlo, se hicieron realidad.

Desde entonces, como Dios ha cumplido conmigo, yo me estoy dedicando a cumplir con él. Y lo mejor es que haber encontrado un camino, y un sentido espiritual para mi vida, me la ha transformado de un modo maravilloso, sobre todo, porque cuando consigo hacer feliz a alguien, también me siento feliz yo.

TADEO