miércoles, 16 de febrero de 2011

EL CIELO ABIERTO


EL CIELO ABIERTO

Me pregunto si lo sienten, si lo perciben, si llega hasta ustedes alguna señal que les haga decir para vuestros adentros, algo va a pasar, algo está sucediendo. Si vuestros vehículos espirituales están captando las muchas señales que la humanidad y el planeta Tierra están recibiendo de muy variadas maneras produciéndose un fenómeno espiritual tras otro. Fenómenos que nos ocurren a nivel individual y también a nivel colectivo.

En mi caso particular, puedo decirles que estoy viviendo un tiempo como no recuerdo otro en mi vida. Hay un tiempo que no es el tiempo que marca el reloj, que es un tiempo otro, en el que todo ocurre a una velocidad extraordinaria. Siento con mis vehículos espirituales, una sensación de velocidad, de movimiento, de transformación, extraordinarias.

Sería difícil de explicar racionalmente, pero el impulso vital, el impulso de cambio, de transformación de la vida humana a todos los niveles, lo estoy percibiendo de una manera inequívoca.

Tan rápido vamos, y tantas cosas me están aconteciendo, que a pesar de que me he propuesto actualizar este blog al menos una vez al mes, los últimos 3 meses se me han escapado sin que yo hubiera tenido la oportunidad de sacar un par de horas para dejar por aquí, señales de mi existencia. Lo que he vivido en tres meses, tal vez lo hubiera vivido hace 20 años, en tres años. Tan deprisa va todo en los planos espirituales.

Lo que me llama la atención es que la mayoría de la gente no es capaz de concientizar estos cambios. A muchos les pasa inadvertido todo. Hay muchos que presienten que algo está ocurriendo o va a ocurrir, pero como no tienen certezas, sino premoniciones, y nunca las escucharon ni les dieron valor, ahí las dejan aparcadas sin darse cuenta de que lo que deberían hacer es afinar los ojos y los oídos espirituales porque sólo de ese modo serían capaces de participar “despiertos” a todo este proceso espectacular que se está fraguando, y que desde luego, va a estallar en el plano físico de alguna forma.

Pero ya desde ahora, podemos percibir a nivel de planos sutiles, lo que se avecina.
Yo voy a referirme en este texto, a dos de las informaciones que he recibido y que he sido capaz de racionalizar. La primera es referente a un curioso fenómeno que intentaré poner en palabras.

Hace poco tuve una visión, y estas visiones son enseñanzas de mis maestros de sabiduría, maestros que viven ocultos, envueltos en la sombra de los planos espirituales, en el cual vi abrirse los cielos y descender con su luz hasta la tierra. Es decir, de repente, esa gran puerta cerrada entre Tierra y Cielo, entre Infierno y Paraíso, se abrió de par en par. Ahora mismo está abierta.

Las luces del Cielo por primera vez iluminan los rostros de los seres infernales que somos, hacinados en los planos bajos de la existencia. A través de esa puerta abierta están descendiendo muchos cientos de seres de luz a la tierra y se pasean por primera vez por los infiernos poniendo alivio en las almas de los penitentes. Permitiéndoles a los seres de sombra, por primera vez tomar alguna noción del laberinto en el que se encuentran encerrados. Permitiéndoles a los seres de las tinieblas que por primera vez se vean las caras los unos a los otros, y tal vez lo más importante, mostrándole a esos seres abrazados a la luz negra del lado oscuro, que Dios, a través de sus ángeles alados y luminosos, los ama.

Y no sólo los ama, sino que los está amando tanto en este preciso instante, que ha abierto las puertas del cielo y del infierno para que todo aquel que se encuentre en el infierno y desee subir al cielo, pueda hacerlo ahora.

Algunos pocos, tirados por la fuerza del amor de los ángeles están ascendiendo, pero son sólo unos pocos.

Cuando se ha vivido entre sombras toda la vida, cuando no se ha conocido otra cosa que la caverna oscura, se desconfía de la luz. Además, subir al cielo te obliga a desnudarte, a librarte de las pesadas y sucias vestiduras de la vida infernal. Con esas ropas no se puede subir al Paraíso, y muchos seres infernales se abrazan a sus ropas porque le temen a la desnudez del alma. Es un gran dilema para los seres de sombras, darle las manos a los seres de luz y ascender con ellos. Sienten miedo a las alturas, sienten un vértigo atroz. Algunos se han habituado tanto al frío, a la humedad, y al vacío del abismo de Satanás, que ya no conciben una vida mejor que esa.

Algunos ángeles se han visto atrapados por varios seres de sombra que les han dicho. No queremos irnos de aquí, pero queremos utilizarte para que nos alumbres, porque con tu luz a nuestro lado, la vida en el Infierno es más cálida.

Y ahí también han puesto en un dilema a los seres de luz. Porque ellos, en su amor inmenso, tienen vocación de mártires, pero saben bien que han bajado a los infiernos a salvar almas, y no a perder las suyas propias.

No sé cuánto tiempo estarán abiertas las puertas del Cielo, pero siento que esto que está ocurriendo ahora mismo, no durará eternamente.

El día del fin llegará. No hablo del fin del planeta, hablo del fin de los tiempos en que la materia tendrá protagonismo por delante del espíritu. Ese tiempo del reinado de la materia, de lo denso, tienes los días contados. El cielo ha descendido y los seres celestiales ocuparán el trono terrestre, porque le ha llegado el momento al planeta, porque le ha llegado el momento a la galaxia, porque le ha llegado el momento al universo todo.

Decía el famoso oráculo de Delfos, CONÓCETE A TI MISMO. Es un buen momento para hacernos esta pregunta en lo más profundo de nuestros corazones y sin pretender engañarnos. ¿Quiénes somos? ¿Acaso ángeles que estamos descendiendo a los infiernos para sacar de allí a todas las almas que estén dispuestas a cambiar de vida, a cambiar las sombras por la luz, a salir del laberinto de la existencia tomando el camino del amor, o somos seres de sombra que hundidos por el peso de nuestras heridas, rencores, miedos, frustraciones y cansancio, hemos apostado por la soledad del abismo, hemos apostado por la falsa felicidad de no amar a nadie, para no sufrir más, o incluso, por el camino de procurar de que nadie sea feliz a nuestro lado por venganza, por celos, por envidia?

Si eres un ser de luz que ha descendido a la tierra a sacar del infierno a todas las almas que puedas, te digo. Ama a la sombra para que tu amor la convierta en luz, pero cuidado, no desfallezcas, no subestimes el poder del lado oscuro, y no olvides que debes regresar a los cielos, acompañado o solo, pero debes regresar a la casa de la luz.

Si por el contrario, eres un ser de sombras, y has sentido la presencia de un ser de luz a tu lado, que te ha puesto luz en los ojos del alma y te ha invitado a ascender, no temas. Olvida todo lo que sabes, olvida tus miedos, frustraciones, olvida el dolor de tus muchas heridas y deja detrás ese cuerpo sombrío, ajado y viejo y deja tu alma desnuda, para que así, con tu alma desnuda, puedas vivir como un ser de luz, porque a fin de cuentas, la luz siempre estuvo en ti, sólo que te perdiste en el camino y tu luz se fue consumiendo lejos de su fuente originaria.

Y si por desgracia, sientes que aún trayendo Dios el Cielo al infierno que es tu vida, no serás capaz de abandonar tu nido de oscuridad, no pretendas vivir como un parásito de la luz de los ángeles. Si no eres capaz de dejarte ayudar, de recibir el bien que ellos te traen, por lo menos, no pretendas hundirlos a ellos en el mismo barro, porque los ángeles deben regresar al cielo.

Todas las almas que estamos en la tierra venimos a realizar la gran cosecha del amor. ¿Por qué cosechamos el amor y no otra cosa? Pues porque el amor es el combustible del universo, es el combustible divino que le permite al TODO, seguir existiendo y funcionando como un perfecto y maravilloso engranaje.

Quien no dedica su existencia a la cosecha del amor, no es útil al proyecto vital y no se merece el cuerpo que tan generosamente le han ofrecido para venir a la cosecha. Quien no dedica su existencia a la cosecha del amor, resulta prescindible y un día llegará en que el mismo mecanismo que le confió la tarea, prescindirá de él.

Sólo nosotros podemos elegir si queremos seguir evolucionando con la luz, con el progreso de los universos, o si queremos por el contrario, convertirnos en una fuerza de resistencia al progreso. En última instancia, ser una fuerza de resistencia al proceso, también resulta útil, porque tal resistencia de la sombra, hace más fuerte a la luz.

Alguno podría pensar. Si siempre voy a ser útil, entonces ¿para qué esforzarme en cosechar amor, para qué esforzarme en ir hacia la luz? Yo creo que quedarse en las sombras, perseverar en ellas es peligroso porque los universos evolucionan y se hacen cada vez más puros, y llega siempre un momento en que determinada carga maligna es degradada para siempre.

Algunos podrán pensar, ¿y qué me importa ser degradado para siempre? Pues bien, esos que así piensan, están cerrados a la luz no vale la pena que se les muestre el camino del cielo. Subir al paraíso es siempre una elección, y tal vez el acto de amor mayor que Dios puede darnos, es permitirnos elegir nuestro camino.

Cada uno debe meditar al respecto y decidir qué opción tomará.

A lo otro que quería hacer alusión y es algo que está muy relacionado con todo esto, es que el cielo y el infierno no son en sí mismos sitios ubicados en determinado espacio físico. El cielo y el infierno tal vez deberíamos verlos como estados de conciencia.

Quiero decir con esto que nosotros los seres humanos, no iremos en su día, después de la muerte, al cielo o al infierno. Es importante que comprendamos que nosotros, aquí y ahora, estamos en el cielo o en el infierno, o en un escalón intermedio entre ellos. Y que cada una de nuestras acciones, emociones y pensamientos, nos suben al cielo o nos hunden en el abismo infernal.

Por tanto, una vez que hemos tomado conciencia de lo que acabo de explicar, y una vez que hemos decidido en qué lugar queremos estar, si nos sumamos al ejército del amor y la luz, o si nos sumamos al ejército de las sombras, debemos ser conscientes de que cada una de nuestras acciones, y energías emocionales mentales y espirituales, nos están catapultando de un sitio al otro.

Y para terminar, reitero la idea que he estado desarrollando desde el principio. Porque se está aproximando el tiempo del fin del reinado de la materia y de las sombras, porque el 22 de diciembre de 2012, ya lo tenemos ahí al doblar de la esquina, es que se está dando ahora mismo una oportunidad de oro para que aquellos que aún desean subirse al carro de la luz, puedan hacerlo. Mi consejo es que no desaprovechen esta oportunidad, porque tal vez sea la última oportunidad de salvar sus almas.

TADEO

lunes, 14 de febrero de 2011

LOS TRES DESEOS


LOS TRES DESEOS

Muchas veces he escuchado decir que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque se puede convertir en realidad. No sé a ustedes, pero desde luego, a mí me pasó, y de qué manera. Mis deseos no sólo se hicieron realidad, sino que desde entonces, ni yo, ni mi vida, han vuelto a ser las mismas.

Tenía apenas 14 años cuando empecé a aficionarme a un curioso juego literario. Con los ojos cerrados me paraba frente a los estantes repletos de libros, de la biblioteca de mi casa, allá en Trinidad de Cuba, extendía mi mano, y tomaba uno al azar, y fuese cual fuese, me ponía a leerlo. Un buen día, cosas de la vida, al abrir los ojos, me encontré con La Santa Biblia entre mis manos y como todos imaginarán, comencé a leerla.

Para mi sorpresa, aquel libro no me resultaba ajeno. Sentía dentro de mí la extraña sensación de haberlo leído ya alguna vez. Después de aquello, volví muchas veces más al libro de los libros, pero nunca olvidaré la manera tan fortuita y extraña en que dicho texto se presentó en mi vida, así, sin avisar.

Por aquel tiempo de mi adolescencia, me llevaba La Biblia para el instituto y mis amigos, al verme leyendo aquel libro tan “sospechoso” me preguntaban si me había hecho testigo de Jehová, o algo así, y yo entre risas les respondía que no. Entonces me preguntaban: ¿Para qué te estás leyendo esa mierda? A lo que yo respondía con una carcajada.

Lo que mis amigos no saben es que tal vez influido por aquel libro y su lectura, me ocurrió algo sorprendente y trascendental, algo que cambiaría mi vida para siempre.

Uno de aquellos días de lectura bíblica, tal vez la propia concentración en las palabras sagradas de aquel libro, me provocó un profundo estado meditativo, y en mi fuero interno, en mi mente me sentí en comunión con Dios, en un estado en que sentía que podía hablarle confiado de que él escucharía mis palabras.

En ese estado de introspección le dije:

Dios mío, voy a pedirte 3 deseos. Si haces que se hagan realidad, yo a cambio, te prometo dos cosas, la primera es que más nunca volveré a pedirte nada, y la segunda es que como estaré tan feliz, me dedicaré a procurar hacer felices a los demás tratando de ayudarlos a hacer realidad sus sueños.

Diez años después, a los 24 años, mis tres deseos estaban totalmente cumplidos. No diré qué tres deseos le pedí a Dios. Eso quedará entre él y yo, pero no eran deseos fáciles de cumplirse, y sin embargo, tal vez por atreverme a desearlo, se hicieron realidad.

Desde entonces, como Dios ha cumplido conmigo, yo me estoy dedicando a cumplir con él. Y lo mejor es que haber encontrado un camino, y un sentido espiritual para mi vida, me la ha transformado de un modo maravilloso, sobre todo, porque cuando consigo hacer feliz a alguien, también me siento feliz yo.

TADEO